El anuncio del ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, sobre el fin del cepo cambiario en Argentina, lejos de generar sorpresa, activó una memoria colectiva marcada por fracasos repetidos. Ayer viernes, el funcionario confirmó que el dólar comenzará a flotar dentro de una banda de entre $1.000 y $1.400, con intervención del Banco Central si se supera ese límite. Un esquema que no suena nuevo y que remite, inevitablemente, a 2018, durante la gestión de Mauricio Macri.
La comparación no es caprichosa. En una nota publicada por Infobae el 27 de septiembre de aquel año, se detallaban medidas casi idénticas: la liberación parcial del dólar, un esquema de bandas de flotación, intervención del BCRA, e incluso la llegada de un desembolso millonario del FMI.
El próximo martes estarán disponibles $12.000 millones de dólares, destinados a reforzar las reservas en un contexto de creciente desconfianza.
Esta vez, la novedad vino con el anuncio de que el crawling peg, "la devaluación administrada", hablando en criollo, se reducirá del 2% al 1% mensual. Sin embargo, el mecanismo tiene un giro particular: la banda superior, de $1.400, se ajustará hacia arriba, mientras que la inferior, de $1.000, lo hará hacia abajo, lo que implica una banda cada vez más amplia y, en la práctica, una mayor permisividad para una devaluación encubierta.
Todo esto sucede en un contexto en el que la inflación sigue sin dar tregua: el índice de marzo, publicado ayer, marcó un 3,7%, el más alto en lo que va del año. A la espera de la apertura del mercado el lunes, muchos analistas anticipan que el dólar podría posicionarse cerca del techo de $1.400, lo que implicaría una devaluación del 30% respecto a su valor previo, sin que se anuncie formalmente; pero obviamente todo esto va a traer un aumento de precios en todo lo que consumimos diariamente.
La historia se repite con otros números, pero con los mismos actores y las mismas recetas. Una vez más, los argentinos quedan atrapados en el medio, pagando las consecuencias de políticas ya probadas y que, hasta ahora, no han demostrado sostener estabilidad alguna.